Al hacerlo, te darás cuenta que es un espejo en el que puedes ver no solo su historia sino tu futuro.
Es en sí, una sucesión histórica de
hechos que se repiten en forma cíclica, una y otra vez. En ellos verás
la maravilla de la vida y la sabiduría de la Naturaleza.
No
permitas que pase desapercibido a tus ojos el imponente ciclo que nos
fue impuesto el día que nacimos, y que "finalizará" el día de nuestra
muerte.
Finalizará entre comillas porque, según las leyes naturales, hemos de dejar descendencia, que reiniciará el ciclo.
A
aquellos que continúan nuestra existencia les dejaremos las pautas para
transitar el camino que ya hemos andado. Las mismas pautas que
recibimos de quienes nos precedieron. Solo pautas ... Pautas para
decidir como transitar el camino de la vida. "... Se hace camino al
andar ..." dice la canción de Joan Manuel Serrat.
Si
comprendemos esto, tan simple y sencillo y a la vez tan complicado, por
pasar desapercibido ante nuestros ojos llenos de sociedad; habremos
entendido el mandato de la Naturaleza: "Nacer, vivir, reproducirnos y
morir".
Creemos
que cada etapa de nuestra vida es única y eterna. Con esta ceguera
transitamos el mundo hasta la edad avanzada. En la última etapa,
alojados en una carcasa ajada por los años, comprenderemos que ni fuimos
únicos, ni somos eternos. Es tarde para desandar el camino, la armadura
está floja y un poco oxidada por el uso. Propongamos entonces extender
nuestra visión a nuestro alrededor y hacia el futuro.
Comencemos
mirando a quienes nos rodean y cuales son las pequeñas grandes cosas
que podemos mejorar. Con un ejemplo quizás entendamos mejor estas ideas:
Somos
padre/madre de familia, tenemos a nuestros padres y tenemos hijos
pequeños o adolescentes. Somos presidiarios de una sociedad consumista,
los muros invisibles que imponen nuestros jefes, el avance tecnológico,
el dinero, las metas por alcanzar nos obnubilan ...
Somos
prácticamente "imprescindibles" y agobiados por el trajín diario no
tenemos tiempo de mirar alrededor, solo un paso más allá de nuestra
nariz, allí donde están nuestros seres queridos. Nuestros hijos llaman
nuestra atención por sí mismos, pero quienes nos precedieron, ellos a
quienes convertimos en abuelos o tío abuelos en un abrir y cerrar de
ojos, los que pasaron a la etapa de "prescindibles" para la sociedad que
les indica que es hora de jubilarse y "DESCANSAR"... Están vivos! Y
tienen mucho para ofrecer. Para descansar tienen el resto de su muerte.
Anhelan continuar siendo útiles y los descartamos. Tienen el tiempo y la
invaluable experiencia y sabiduría para transmitir.
En
el mundo occidental aumenta cada día el desinterés por la tradición
familiar. Podrán argüir que la vida cambia, que el ritmo es más
acelerado, que el tiempo no alcanza para sentarse a escuchar historias
antiguas y repetidas.
A
sacarse la venda de los ojos! Las bases de la vida no cambiaron, esas
que escribió la naturaleza hace millones de años para asegurar nuestra
supervivencia, están vigentes.
En Oriente los niños conviven con sus abuelos o son
llevados a su casa para escuchar y aprender sus enseñanzas. Escuchar
sus historias, respetarlos y venerarlos por su sabiduría de vida.
Si
nosotros no mostramos respeto ¿Qué le estamos enseñando a nuestros
hijos que copian nuestros modales y nuestra forma de vida en detalle,
aún sin darse cuenta? Les enseñamos que el día que seamos mayores
seremos descartables. ¿Es eso lo que deseamos ser?
Dejo un espacio para que reflexionen... Hoy no es solo hoy, también es mañana y mañana es parte del ciclo de la vida.